La forma de empezar es dejar de hablar y comenzar a hacer.
Walt Disney
¿Alguna vez has tenido una idea y has pensado: “Esto podría funcionar”? Entonces ya tienes algo de emprendedor. Porque emprender, al final, no va solo de montar empresas con trajes y reuniones aburridas. Va de crear, de imaginar soluciones, de hacer cosas que te ilusionen. Y sí, también va de currar mucho, pero con el gustito de estar construyendo algo tuyo.
Este artículo es para ti si alguna vez te has planteado montar algo por tu cuenta, si te atrae la idea de ser tu propio jefe, o si simplemente sientes que lo tuyo no es el camino tradicional. Vamos al lío.
¿Qué significa ser emprendedor?
Ser emprendedor es tomar la iniciativa de crear un proyecto (un producto, un servicio, una marca…) que resuelva un problema, cubra una necesidad o simplemente aporte algo nuevo o mejor. Puedes emprender desde algo muy pequeño (como vender ropa de segunda mano por Instagram) hasta crear una app o montar tu propia empresa.
No hace falta ser Elon Musk ni tener millones en el banco. Muchos emprendedores arrancan con cero euros, una idea en la cabeza y muchas ganas. Lo importante es la actitud: curiosa, creativa, valiente y con capacidad de aprender rápido.
¿Cómo nace una idea emprendedora?
Spoiler: no hace falta tener la gran idea para empezar. A veces, las ideas buenas aparecen cuando te haces estas preguntas:
- ¿Qué problema me molesta o me gustaría resolver?
- ¿Qué cosas se podrían hacer mejor?
- ¿Qué sé hacer yo que podría ayudar a otras personas?
- ¿Qué me apasiona tanto que podría hablar de ello horas?
Algunos ejemplos reales que he concoido y tengo en mi ciruclo de amigos van desde una chica que ama los perros y creó una marca de snacks naturales para mascotas, o un chico muy comprometido con el medio ambiente y muy “manitas” que montó un proyecto de muebles hechos con palets, ¡y le va francamente bien!
¿Y cómo puedes empezar?
Aquí te dejo unos primeros pasos para que puedas adéntrate en el mundo del emprendimiento:
1. Define tu idea en una frase clara
Si no puedes explicarla en una frase, hay que simplificar. Lo complejo y difícil de explicar no gana ni clientes ni interés. Ejemplo: “Una tienda online de camisetas con mensajes positivos hechas con algodón reciclado”.
2. Investiga
¿Ya existe algo parecido? ¿Quién podría necesitar tu idea? ¿Cuánto estarían dispuestos a pagar?
No te agobies si hay competencia. Que ya exista significa que hay mercado y que la gente lo necesita. La clave está en hacerlo diferente, más cercano, más útil o con más alma.
3. Valida tu idea
Haz una versión mini (un prototipo, un post en redes, una encuesta…) y pregunta a personas reales. ¿Les interesa? ¿Lo comprarían? ¿Qué cambiarían? No pares de hablar de tu idea, es la mejor forma de validar que a la gente le podría interesar, o si no, ¡es la mejor forma de conseguir feedback de potenciales clientes o usuarios!
Ejemplo: si quieres vender tote bags con ilustraciones, crea una primera serie pequeña y prueba a venderlas en un mercadillo local o por Instagram.
4. Ponle nombre, imagen y personalidad
Dale una identidad a tu proyecto: un nombre fácil de recordar, un logo (puedes usar Canva), y una forma de comunicar que refleje tu estilo. Hoy en día, conectar es tan importante como vender.
5. Hazlo sencillo y empieza
No esperes a tenerlo todo perfecto. Como decía mi madre, mejor hecho que perfecto. Sube ese primer post, crea tu cuenta, lanza esa primera venta. ¡Ya lo irás mejorando!
Consejos útiles si quieres emprender
- Rodéate de personas emprendedoras: Habla con gente que haya montado algo, únete a grupos, foros, eventos… Te inspirarán y te darán consejos valiosos.
- Aprende todo lo que puedas: Youtube, TikTok, podcasts, cursos gratis, libros… Hay mil recursos sobre marketing, ventas, diseño, redes, etc. ¡Aprovecha!
- Ten paciencia: No todo explota en tres semanas. A veces tardas meses en ver resultados, pero si lo haces con constancia, ¡llega!
- No te tomes los errores como fracasos: Cada vez que algo no funciona, estás aprendiendo. Pivota, ajusta, cambia… ¡pero no pares! Una vez leí que en Estados Unidos, una típica pregunta de entre vista es: cuantas veces has fracasado? Colocando al fracaso no como algo negativo, sino como un aprendizaje vital.
- Escucha a tu comunidad: Lo que digan tus primeros seguidores o clientes vale oro. Ellos te dirán si vas por buen camino o si puedes mejorar algo.
¿Se puede vivir de esto?
Sí, pero lleva tiempo. Al principio, puede que tengas que combinar tu proyecto con otro trabajo o estudios. Pero si tu idea resuelve algo, aporta valor y eres constante, poco a poco puede convertirse en tu forma de vida.
Y lo mejor de todo: vivir de algo que tú mismo has creado tiene un sabor único. No es solo un trabajo, es un proyecto con alma. Y eso… eso engancha.
¿Y si no me sale?
Pues no pasa nada. Emprender no es una línea recta. A veces la primera idea no funciona, pero te lleva a una segunda mejor. A veces descubres que te encanta una parte del proceso (como el diseño o el marketing) y terminas trabajando de eso.
Cada intento es experiencia. Cada paso te enseña algo. Y si un día decides volver al “trabajo tradicional”, lo harás con muchísimas más habilidades que antes.
Emprender no es solo para unos pocos elegidos ni requiere tenerlo todo claro desde el principio. Es un camino que empieza con una idea, muchas ganas y el valor de dar el primer paso, aunque sea pequeño. A lo largo del proceso aprenderás muchísimo, te conocerás mejor y descubrirás habilidades que ni sabías que tenías. Habrá momentos duros, sí, pero también mucha satisfacción al ver que lo que estás construyendo tiene tu sello. Así que si algo dentro de ti te dice que quieres crear, probar o inventar tu propio camino, escúchalo. Porque a veces, lo único que hace falta para empezar… es empezar.