Cada persona es un mundo y cada método de estudio también lo es. Si has encontrado el método que te funciona, enhorabuena, estás “ready” para afrontar tus exámenes finales. Si crees que puedes mejorar o revisar algunos aspectos de tu estudio, quédate, porque en este artículo te hablo de la organización de horarios, cómo estructurar los repasos para aprovechar lo que sabemos sobre el funcionamiento de la memoria y de algunos trucos para estudiar distintos tipos de asignaturas: teóricas o de resolución de problemas.
Sobre técnicas de estudio y organización del tiempo podrá haber mucho escrito, pero la persona que mejor puede saber lo que te funciona eres tú mismo o misma. Obsérvate y pregúntate:
¿Qué te impide rendir más o mejor en tus estudios?
¿Qué formas de estudiar te han funcionado en otros momentos de tu vida?
¿En qué momentos del día te concentras mejor?
¿Qué actividades puedes realizar antes o después que te permitan tener la energía necesaria disponible?
¿Y qué actividades puedes realizar después que te resulten motivantes para premiarte o descansar adecuadamente?
1. Planificación y horarios
Con el calendario de las asignaturas delante (tareas para casa, entregas de trabajos, temas, exámenes parciales y finales) y tu horario semanal con las horas disponibles para el estudio que te comprometas a dedicar cada día marca objetivos el domingo o lunes de cada semana. Objetivos que sean realistas con la cantidad de horas que vas a dedicar, para no frustrarte con planes imposibles.
Haz una lista de tareas para cada día que funcionará como una “check-list”, incluyendo en orden de prioridad:
- Tareas que son urgentes e importantes, por ejemplo, entregas de trabajos.
- Tareas que son urgentes aunque no muy importantes, por ejemplo, corrección de ejercicios para casa.
- Tareas importantes aunque no urgentes, por ejemplo, ir avanzando en el estudio para los exámenes.
Es importante que logres combinar los 3 tipos de tarea, que realizar ejercicios para casa no impida que vayas estudiando con tiempo.
Cuando acabes de dedicarle un rato al estudio cada día, chequea, tacha las tareas realizadas y escribe una lista de tareas a realizar al día siguiente, también en orden de prioridad. Las que dejes sin acabar, entrarán en la planificación del día posterior, y así.
Escríbelo, no lo hagas mentalmente porque como veremos después nuestra memoria es limitada. No importa si usas tu grupo de WhatsApp contigo, el calendario del móvil, una agenda física o un post-it, pero dale la importancia de escribirlo y llevarlo contigo.

2. ¿Cómo funciona la memoria?
Los humanos tenemos una gran tendencia a olvidar las cosas, especialmente en lo referido a los exámenes si no es particularmente de nuestro interés. Muchos equipos de investigación del ámbito de la neurociencia se han encargado de estudiar esto y conocer exactamente cómo funciona. La mayor parte de lo que aprendemos lo olvidamos después de un corto período de tiempo, pero podemos usar esto a nuestro favor.
Algunas cuestiones modifican la curva del olvido o el tiempo que tardamos en olvidar la información:
- El olvido es más rápido cuando el contenido es completamente desconocido, aquello que puede asociarse a cosas ya conocidas se retiene mejor en la memoria.
- Las ideas básicas tardan más en olvidarse que cuestiones muy concretas.
- El olvido es más rápido en los primeros momentos u horas tras el estudio, después se va haciendo más lento.
- El olvido disminuye si se temporalizan bien los repasos.
Aunque sea variable, generalmente olvidamos entre el 40% y el 60% de la información estudiada en las primeras 24 horas de estudiarlo por primera vez y aproximadamente un 75% de lo aprendido tan sólo 48 horas después del estudio.
Entonces, ¿qué no habremos olvidado cuando nos enfrentemos al examen pasadas varias semanas o meses?, ¿cómo podemos usar a nuestro favor lo que conocemos sobre la memoria?
Según el funcionamiento de la memoria, lo que tiene más sentido es poder planificar repasos en momentos cruciales de olvido para afianzar las conocimientos y no estar dedicando muchísimo tiempo con antelación al estudio de información que vamos a perder por el camino, y tampoco dejarlo todo para estudiarlo el día de antes porque sería agotador e inabarcable.

3. ¿Cómo planifico los repasos?
Al principio se hacen muy frecuentes y luego se van espaciando más.
- Primer repaso al día siguiente del estudio. Imagina que el primer lunes de marzo estudias el tema 1 de historia, al día siguiente, martes, después de estudiar el tema 2, haces un repaso del tema 1.
- Segundo repaso a la semana del estudio. El lunes de la semana siguiente (segunda semana de marzo), repasas el tema 1 de historia.
- Tercer repaso dos semanas después del segundo repaso. El último lunes de marzo volverías a repasar el tema 1.
- Cuarto repaso tres o cuatro semanas después del tercer repaso. A finales de abril volverías a repasar el tema 1.
Y así vas aumentando una o dos semanas el tiempo que pasa hasta el siguiente repaso. Además, cada vez vas necesitando dedicarle menos tiempo porque tienes el conocimiento mejor adquirido.
4. A todo esto, ¿cómo se hace eso de estudiar?
El estudio es una secuencia de actividades cuyos componentes y orden de los mismos puede variar según la persona. Hay quien subraya, quien realiza esquemas o resúmenes, quien pasa apuntes a limpio, quien repite lo leído en voz alta, quien graba audios para escucharlos después, quién practica ejercicios o modelos de examen… Y hay quien combina algunas de estas actividades de un modo u otro.
Cualquier forma de estudio es adecuada si con ella se consigue el objetivo (ya sea aprobar o sacar un 10) con la dedicación suficiente, que no necesariamente más tiempo es mejor, puesto que también es importante el descanso, el ocio, la vida social y/o familiar… Lo ideal sería alcanzar el máximo resultado con el menor coste en tiempo y esfuerzo.

Te invito a preguntarte si hay algo de tu estudio que te lleve mucho tiempo y dedicación y pudieses suprimir obteniendo los mismos resultados, o cambiarlo por otras actividades que te permitan ir con mejor preparación al examen. Por ejemplo, pasar apuntes a limpio o leer en voz alta requiere mucho tiempo. ¿Quizá podrías sustituirlo por hacerte esquemas que te sirvan para procesar más la información o dedicar ese tiempo a hacer ejercicios?
Por supuesto, no se estudia igual una asignatura puramente teórica que una de resolución de problemas o que los idiomas, es importante practicar ejercicios tipo para las asignaturas más prácticas o numéricas y practicar el habla o la escucha si estás estudiando inglés.
Recuerda ser flexible a la hora de planear el estudio, siempre puedes revisar los resultados tras seguir estas recomendaciones y reajustar objetivos.
¡A por esos exámenes!